El Real Madrid está
hecho a la imagen y semejanza de su presidente. Florentino Pérez no es un jeque
pero gestiona el club como si lo fuere. Cada verano compra nuevos cromos y cuanto
más caros mejor, aunque no siempre lo más caro sea lo mejor. Pérez es un coleccionista
que busca los mejores cromos sin que le importe dejar incompleta la colección.
Florentino se preocupa de los cromos pero se olvida del álbum. Gestiona un equipo colectivo desde lo individual y provoca
daños colaterales no deseados.