Millares de centenares de seguidores del
Atlético abrazaban hasta no hace mucho una religión: el ‘Ardaturanismo’, un movimiento
nacido en redes sociales y convertido en muy poco tiempo en todo un fenómeno de
masas. Y aunque el ‘Turanismo’ se intentara vender como una corriente ajena a la
pertenencia a unos colores y, por tanto, como algo más espiritual que material,
la vida real volvió a relegar a la idílica a principios del pasado verano. La huida
de Arda Turan al Barça desencadenó que muchos fieles perdieran la fe en la
doctrina del genio de Bayrampasa.
La deserción del turco -que en su llegada al
Atlético aseguró que aunque hubiera tenido una oferta del Madrid, hubiese
elegido el Atlético por ser el equipo del pueblo- dejó un vacío en la hinchada
del Calderón. Ninguna de las llegadas de este verano pudo de entrada llenar el
vacío provocado por la marcha de Arda. Algunos ilusos intentaron colar
rápidamente a su sustituto y aventuraron un nombre: Yannick Ferreira Carrasco.
Prescindamos del primer apellido por expreso
deseo del protagonista, Yannick Carrasco. El belga es futbolísticamente lo más
antagónico al turco. Frente a la pausa del actual futbolista del FC. Barcelona,
Carrasco es vértigo. Por tanto, por ahí andaban desencaminados. Sin embargo, seguramente
sin que ellos lo supieran, Yannick posee algo de la esencia ‘ardaturanista’ que
cautivó a tantos seguidores. Sería difícil definir qué es pero algo hay.
Seguramente no sea una sola cosa y sí un conjunto de ellas, incluso algunas
intrínsecamente ligadas con el estilo futbolístico más reconocible del Atlético,
el contraataque.
Carrasco ataca corriendo y desborda rivales en
el uno contra uno, tanto por velocidad como por habilidad. El belga posee un amplio repertorio de recursos técnicos que
conecta con el gusto de la grada. Carrasco es un futbolista callejero que
participaba en torneos ‘freestyle’ y cuya estética aún mantiene en su
vestimenta. Y Carrasco, al igual que Arda en su día, se ha convertido en
soldado del Cholo. El belga corre igual de deprisa para adelante que para
atrás.
Por estas cosas, y seguramente por muchas más que veamos en el futuro de este
futbolista ‘proyecto’ de crack, la afición del Atleti se ha convertido al ‘Carrasquismo’, y es que ya lo decía Eduardo Galeano: “En su vida, un hombre
puede cambiar de mujer, de partido político o de religión, pero no
puede cambiar de equipo de fútbol”.
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