Frases

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El precio de las entradas


La palabra ‘autocrítica’ no debería aparecer en el diccionario. No al menos en España. En este país la culpa siempre es ajena a uno mismo. La crisis, tan perjudicial para todos, se ha convertido en el mejor aliado para los perdedores, para los vagos, para los jetas, para los tontos –o mejor dicho, para los que creen que los demás son tontos-.


El deporte es ocio y ahora, cierto es, este apartado ocupa un segundo lugar entre los españoles, más preocupados por cubrir sus necesidades esenciales. Los hábitos de consumo han variado pero la política de precio de los espectáculos deportivos no. La prioridad de los habitantes de este país, según los últimos estudios, son el ahorro y la familia. Dos términos totalmente incompatibles con la asistencia a un recinto deportivo. Los precios son prohibitivos en sí mismos, incluso ofensivos para aquellos que lo quieran hacer acompañados de un familiar.

No se entiende que la entrada más barata de un partido de fútbol entre Osasuna y Elche cueste 40 € y que el gerente del club navarro señale a la crisis como la culpable de que el aficionado no acuda al Sadar. Tampoco resulta coherente culpar a las televisiones del horario de los encuentros cuando el 72% del presupuesto del club procede de los derechos de televisión. Eso es estar a Dios rogando y con el mazo dando.

Si la crisis afecta al bolsillo del aficionado y el horario televisivo va en contra de sus usos y costumbres habrá que buscar otras fórmulas que lleve al aficionado a consumir en vivo el deporte. Y cuanto antes se haga, mucho mejor. Una vez que se pierde la rutina de consumir deporte en directo será difícil recuperarla, incluso con rebaja de precios. Ya saben que el hombre es un animal de costumbres.

P.D. Ayer, sin ir más lejos, había encuentros en la Copa alemana cuyos precios iban desde los 11 € hasta los 36€ y 7 € para los infantiles.

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