El Barça cerró el ciclo de Guardiola como ambos merecían,
equipo y entrenador. La Copa es el último trofeo de Pep, una competición menor
sí, pero un título más a sumar a su deslumbrante palmarés. El Barça fue fiel a
sí mismo, fiel a su estilo, fiel a su técnico.
El Athletic duró en manos del Barça menos de lo que sonó el
himno nacional por la megafonía del Vicente Calderón. Fue un duelo desigual.
Hombres contra niños. Los Isaac Cuenca, Tello, Thiago… jugaban en esta ocasión
en el otro bando. Guardiola, en su despedida, contó con sus mejores cartas
posibles. Nada de experimentos. La Champions y la Liga le habían servido de
lección.
El Athletic, por su parte, jugaba su segunda final en apenas
15 días. Como sucediera en Bucarest, en la final de la Europa League, los
vascos no comparecieron. Los de Bielsa, ya
sea por cansancio, vértigo o inmadurez, se han comportado como convidados de
piedra en ambos encuentros. Sendos subcampeonatos no servirán de mucho en el
palmarés de los jugadores pero sí la experiencia acumulada en esos 180 minutos
de juego.
P.D. El fútbol, más tarde o más pronto, pone a cada uno en
su sitio. El aparato propagandístico que arropa a Marcelo Bielsa ya hace algo menos de ruido .
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