Ya lo dijo Mourinho cuando fue preguntado por el vaticinio de Rosell para el Madrid-Barça y su 5-0: “Me parece normal. Es su opinión, su sensación, ¿por qué razón no lo puede decir? No me parece que falte el respeto a nadie” afirmó el entrenador del Real Madrid. Y Mou tiene toda la razón. Estoy empezándome a cansar de lo políticamente correcto, lo diplomático, las buenas palabras, la falsa modestia y la hipocresía. Tampoco aguanto que cualquier cosa que se salga de ahí se tilde de provocación, chulería, bufonería o similar.
Hay días en que uno llega a echar de menos a Joan Gaspart, Ramón Mendoza, Jesús Gil…En la actualidad solo nos queda Del Nido y Mourinho. El portugués dice lo que piensa. Algunas veces incluso exagera dialécticamente lo que piensa. Pero eso está bien. Se equivocará o acertará tantas veces como los demás pero al menos no engaña a nadie. Ahora lo que se lleva es un respeto mal entendido, exagerado hasta el ridículo, un empalago que aparta del fútbol a una de sus salsas: la rivalidad bien entendida, el vacile o el pique con el adversario dentro de unos parámetros normales. Falta naturalidad. Demasiados gestos forzados. Es de admirar que se cuiden las formas pero no el contenido. En esta vida se puede decir casi cualquier cosa sin faltar el respeto a nadie y de forma educada. De esa manera, los actos, comportamientos o palabras nunca generan violencia y es la interpretación de los mismos los que pueden despertar agresividad en aquellos que, tampoco nos volvamos locos, ya son propensos a ella de por sí. Ahí entra la responsabilidad de los medios de comunicación que deben ser los primeros en entender ‘el juego’ y asumir que en definitiva solo se trata de fútbol.
No entiendo que Rosell tuviera pedir perdón por lo que dijo. El gesto honra al presidente del Barça pero no tenía motivos para tal arrepentimiento. Coincido con Joan Gaspart en que las críticas que recibió el segundo mandamás azulgrana (el primer mandamás todos sabemos quién es) estuvieron fueras de tono. Por mí, bienvenida sea la ‘porra’ de Rosell, así como la campaña de los jugadores culés con la ‘manita’ o a las palabras de Valdés haciendo referencia a la ausencia del color en los títulos del Real Madrid. Pero claro está, las normas de este ‘juego’ deben ser idénticas para todos y admitirse de igual manera las puyas de un lado y las del otro.
P.D. Por cierto, entre tantos buenos modales, convivimos con una Liga adulterada: unos clubes que pagan a sus jugadores y otros que no lo hacen, unos equipos que pagan las cantidades pactadas en los traspasos y otros que solo pagan parte de lo acordado, unas entidades que son sociedades anónimas y otras que no lo son, algunos jugadores que buscan la sanción para perderse un determinado partido y poder jugar otro, etc
No merece ni comentarios, un PAYASO.
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