“Era un partido en el que podíamos estar jugando tres horas y acabar 0-0”. Son palabras de Mourinho en la rueda de prensa posterior al partido Real Madrid-Barcelona de anoche. Y tiene razón el portugués. Fue un tostón de encuentro. El Real Madrid salió a no perder y el Barça se encuentra en el peor momento de la temporada. Sólo hubo una acción que desequilibró el duelo: la expulsión de Pepe. Exagerada, puede ser; rigurosa, quizá; justa, tal vez; previsible, a todas luces. Son los riesgos que se asumen cuando se decide jugar de una determinada manera y más cuando en tus filas juega un futbolista como el luso. (Ya, en su día, advertí que lo que sucedió ayer podía pasar en cualquier momento. Leer el post ‘Pepe, sentenciado’ ).
El Real Madrid no quiso jugar contra el Barcelona. Un 80% de posesión azulgrana por un 20% de los blancos lo dice todo. Proclamar a Pepe como el anti-Barça y líder del equipo por encima de Cristiano, Xabi Alonso, Ozil, Benzema o Kaká es toda una declaración de intenciones. Ya sé que el panorama de ayer muy similar al de Mestalla, pero sin la adrenalina de una final y 15 metros más atrás, el Real Madrid volvió a convertirse en un equipo demasiado rácano, cicatero, mezquino, muy impropio de la categoría de jugadores que tiene. El Real Madrid adelanta centrales a mediocampo; el Barça retrasa centrocampistas a la defensa. Como agravante, además, están las actuales circunstancias del rival. El Barça ha llegado a final de temporada ‘quemado’ y con muy pocos recursos. El juego ofensivo azulgrana resulta ahora aburrido porque siguen dando los mismos toques que antes pero sin la frescura de antaño. Es un equipo espeso, previsible, poco profundo y con escaso gol. Además llegaban al Bernabéu con la moral tocada.
En resumen, partido horroroso y el Barça, gracias a Messi, camino a Wembley.
Detalles
Me gustaron en la previa las palabras de Tito Villanova, segundo de Pep: “El juego del Real Madrid no se diferencia en nada del practicada por Javier Clemente cuando entrenaba, y en muchos sitios de España se le criticaba. Yo, en cambio, no lo critico. Cada uno tiene su manera de jugar, pero no puede ser que los que antes criticaban una cosa ahora digan que la misma es muy buena”.
Me gustaron dos mensajes de los oyentes a ‘Tiempo de Juego’ de la Cope en la previa. El primero decía que el Real Madrid jugaría al contragolpe: golpe de Pepe, contra golpe de Arbeloa, contra golpe de Lass, etc. El segundo hacía mención al deseo del Barça de regar el césped del Bernabéu sí o sí. Éste SMS decía que ese gusto culé por los aspersores se había convertido casi una obsesión que le había llevado al club azulgrana a regar la hierba incluso a la finalización de un partido (en clara alusión de lo que sucediera la pasada temporada cuando el Inter celebraba sobre el terreno de juego del Camp Nou su pase a la final de la Champions).
No me gustan las protestas masivas alrededor del árbitro. No se puede pregonar ‘fair play’ fuera del campo y luego, a la hora de la verdad, presionar así al colegiado. Tampoco el ‘teatro’ de algunos futbolistas del Barça, especial mención para Busquets y Dani Alves.
No me gusta que Mourinho recuerde ‘Champions’ pasadas y que catalogue de tramposos los éxitos de otros. Tampoco me agrada la insistencia del portugués a la hora de hablar de su anterior equipo y su ‘escaqueo’ permanente para debatir sobre fútbol. También es verdad que cualquiera le discute al entrenador del Real Madrid el asunto de jugar siempre en inferioridad numérica contra el Barça. La estadística de este año es 4 de 4.
Pero lo que menos me gustó fue una declaración de Villa al término del encuentro. En zona mixta, preguntado por el efecto negativo que podrían tener estos clásicos en la convivencia futura de la selección española, el asturiano respondió con tibieza. “Espero que no”. El periodista, extrañado por la poca firmeza de sus palabras, volvió a formularle idéntica cuestión y la respuesta del ‘Guaje’ fue la misma.
Por último, AS, Marca, Sport y Mundo Deportivo siguen a lo suyo. Es decir, luciendo sus camisetas respectivas. Echen un vistazo a las portadas de los diarios en la sección 'kiosko' de El Canchero.
El Real Madrid no quiso jugar contra el Barcelona. Un 80% de posesión azulgrana por un 20% de los blancos lo dice todo. Proclamar a Pepe como el anti-Barça y líder del equipo por encima de Cristiano, Xabi Alonso, Ozil, Benzema o Kaká es toda una declaración de intenciones. Ya sé que el panorama de ayer muy similar al de Mestalla, pero sin la adrenalina de una final y 15 metros más atrás, el Real Madrid volvió a convertirse en un equipo demasiado rácano, cicatero, mezquino, muy impropio de la categoría de jugadores que tiene. El Real Madrid adelanta centrales a mediocampo; el Barça retrasa centrocampistas a la defensa. Como agravante, además, están las actuales circunstancias del rival. El Barça ha llegado a final de temporada ‘quemado’ y con muy pocos recursos. El juego ofensivo azulgrana resulta ahora aburrido porque siguen dando los mismos toques que antes pero sin la frescura de antaño. Es un equipo espeso, previsible, poco profundo y con escaso gol. Además llegaban al Bernabéu con la moral tocada.
En resumen, partido horroroso y el Barça, gracias a Messi, camino a Wembley.
Detalles
Me gustaron en la previa las palabras de Tito Villanova, segundo de Pep: “El juego del Real Madrid no se diferencia en nada del practicada por Javier Clemente cuando entrenaba, y en muchos sitios de España se le criticaba. Yo, en cambio, no lo critico. Cada uno tiene su manera de jugar, pero no puede ser que los que antes criticaban una cosa ahora digan que la misma es muy buena”.
Me gustaron dos mensajes de los oyentes a ‘Tiempo de Juego’ de la Cope en la previa. El primero decía que el Real Madrid jugaría al contragolpe: golpe de Pepe, contra golpe de Arbeloa, contra golpe de Lass, etc. El segundo hacía mención al deseo del Barça de regar el césped del Bernabéu sí o sí. Éste SMS decía que ese gusto culé por los aspersores se había convertido casi una obsesión que le había llevado al club azulgrana a regar la hierba incluso a la finalización de un partido (en clara alusión de lo que sucediera la pasada temporada cuando el Inter celebraba sobre el terreno de juego del Camp Nou su pase a la final de la Champions).
No me gustan las protestas masivas alrededor del árbitro. No se puede pregonar ‘fair play’ fuera del campo y luego, a la hora de la verdad, presionar así al colegiado. Tampoco el ‘teatro’ de algunos futbolistas del Barça, especial mención para Busquets y Dani Alves.
No me gusta que Mourinho recuerde ‘Champions’ pasadas y que catalogue de tramposos los éxitos de otros. Tampoco me agrada la insistencia del portugués a la hora de hablar de su anterior equipo y su ‘escaqueo’ permanente para debatir sobre fútbol. También es verdad que cualquiera le discute al entrenador del Real Madrid el asunto de jugar siempre en inferioridad numérica contra el Barça. La estadística de este año es 4 de 4.
Pero lo que menos me gustó fue una declaración de Villa al término del encuentro. En zona mixta, preguntado por el efecto negativo que podrían tener estos clásicos en la convivencia futura de la selección española, el asturiano respondió con tibieza. “Espero que no”. El periodista, extrañado por la poca firmeza de sus palabras, volvió a formularle idéntica cuestión y la respuesta del ‘Guaje’ fue la misma.
Por último, AS, Marca, Sport y Mundo Deportivo siguen a lo suyo. Es decir, luciendo sus camisetas respectivas. Echen un vistazo a las portadas de los diarios en la sección 'kiosko' de El Canchero.
Menos mal que ya se acaban los Madrid-Barça, ¡qué hartura!. Lo peor para el Madrid es que a Pepe le han renovado...Y sólo faltaría que la mierda de Madrid-Barça haga mella en la selección.
ResponderEliminar