Joao Félix es un jugador exquisito. Un futbolista con un
talento descomunal y versátil en su juego. El portugués es un ‘10’ de toda la vida,
aunque lleve el ‘7’. Esa definición ya podría ser suficiente para saber de qué
jugador se trata. No hay muchos futbolistas a los que el ‘10’ no le quede
grande. Un tipo de jugador casi en peligro de extinción. Sin embargo, el
portugués ha actualizado el software del ‘10’ añadiendo el alma de un '9'.
La finura del portugués con el balón está ya en desuso. Exquisito
en el trato con la pelota, tanto en parado como en movimiento, pues demuestra
la misma destreza en el uno contra uno que en la conducción. Su amplitud de
registros no solo le permite ser protagonista en la elaboración de la jugada -su último pase es magistral- sino también en la finalización. Estas virtudes le convierten en un futbolista
indescifrable en las inmediaciones del área, según se disfrace de asistente o
ejecutor.
Sus habilidades le permiten actuar en cualquiera de las
posiciones de ataque, aunque sus mejores prestaciones las ofrezca en una
posición más centrada por detrás del delantero. Esta demarcación le da un mayor
protagonismo en el juego y le permite estar en contacto permanente con la
pelota, algo que pierde cuando juega algo más escorado.
Hay jugadores que necesitan estar peleados con el mundo para
rendir. Joao no es de esos futbolistas. El portugués del Atlético necesita sonreír.
Ya lo decía Andrés Montes: “¿Por qué todos los jugones sonríen igual?
Pero ojo, porque su sonrisa es sinónimo de letalidad. Tanto es así, que Joao
podría hacer suyo el apodo del noruego Gunnar Solskjaer, “el
asesino con cara de niño”.
La pinta es notable. Yo creo que será un buen jugador. Quizá no "de época" pero cerca. Tengo dudas que sea en el Atlético y con Simeone.
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