Los entrenadores italianos (Sacchi, Capello y Ranieri) que en su día trabajaron en España destacaban siempre como rasgo positivo de nuestro fútbol el hecho de que familias al completo asistieran a los estadios de fútbol. Lo que a nosotros nos parecía normal, a ellos les resultaba extraordinario. El problema de tal concepción, evidentemente, radicaba en su país de origen y no en el que les acogía, donde sus declaraciones eran tomadas como algo exagerado y casi de pura cortesía.
Pues bien, lo acontecido en el Reyno de Navarra este fin de semana me ha ayudado a entender mejor a lo que se referían los técnicos transalpinos. Ojalá que lo del sábado solo sea una excepción y que lo que en España todavía es un hábito normal siga manteniéndose como tal. Para ello, la justicia debe tomar sí o sí cartas en el asunto y evitar que el comportamiento de unos delincuentes quede impune. Una multa y la prohibición de por vida para entrar a recintos deportivos serían sanciones que ayudarían a salvaguardar nuestras rutinas e impedirían que lo extraordinario sucediese a lo cotidiano.
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