Una de mis debilidades futbolísticas se llama Nilmar Honorato da Silva. El jugador brasileño de Villarreal atesora una amalgama de cualidades difíciles de encontrar en cualquier otro delantero del mundo. Nilmar es un futbolista con una amplitud casi ilimitada de registros, virtud que le permite adaptarse a cualquier estilo de juego. Su depurada técnica le facilita la ejecución de cualquier acción a una velocidad endiablada. Grandísimo regateador y gran olfato de gol.
Nilmar no está haciendo ahora otra cosa que confirmar todo lo que su fútbol apuntaba en edad juvenil. Cuando irrumpió en el Internacional de Porto Alegre, allá por el año 2002, el hoy jugador del Villarreal se insinuó como una de las nuevas perlas del fútbol brasileño. Sus habilidades pronto llamaron la atención de los conjuntos europeos y en 2004, con 20 años de edad y a cambio de casi 6 millones de euros, cruzó por primera vez el charco para jugar en el Olympique de Lyon. En el conjunto francés se codeó con Juninho, Essien o Malouda pero su aventura no resultó exitosa. De vuelta a Brasil recaló en el Corinthians (2005-2007) y se convirtió en una de las eminencias, junto al ‘Apache’ Tévez y Mascherano, del cuadro paulista para ganar el Campeonato brasileño de 2005 siendo el máximo goleador de la Liga. Antes de regresar a su primer equipo en Brasil, una grave lesión de rodilla le apartó de los terrenos de juego algo más de medio año.
En 2008 de vuelta en el internacional, resultó clave para la obtención de la Copa Sudamericana. En 2009, tras unas largas negociaciones, se llegó a un acuerdo para su traspaso al Villarreal. Diversas fuentes cifraron su pase en unos 15 millones de euros, el traspaso más alto pagado por el Villarreal en toda su historia.
Nilmar, tras un año de adaptación a la Liga española, ha explotado definitivamente esta temporada. Este verano cumplirá 27 años y, aunque su cláusula en el ‘submarino amarillo’ es de 60 millones, puede estar ante su gran oportunidad para dar el salto a un ‘grande’ de Europa. Si es así, seguro que no defraudará.
Nilmar es conocido al otro lado del charco como ‘Nilmaradona’. El siguiente gol tiene la culpa de tal apodo:
Pues ná que lo fiche el Atleti, que falta les va a hacer
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